El turismo cambia de chip
Imaginemos a Ulises, el legendario héroe de Homero, navegando en su odisea con las herramientas tecnológicas modernas. ¿Cómo cambiaría su viaje? ¿Qué desafíos enfrentarían él y su tripulación? ¿Cómo podrían las tecnologías actuales haber facilitado su aventura?
Ulises, en su épica travesía de regreso a Ítaca, se enfrentó a un mar de incertidumbres. Con la tecnología moderna, su preparación sería muy distinta.
Aplicaciones de planificación de viajes, como Google Maps, le permitirían trazar su ruta con precisión, identificando paradas seguras y evitando peligros.Además, las plataformas tecnológicas le ofrecerían opciones de alojamiento en cada puerto. La comunicación también sería más sencilla. Con un smartphone y aplicaciones como WhatsApp o Skype, podría mantenerse en contacto con su familia durante los 20 años que estuvo ausente de su isla.
Hablamos de un personaje ficticio, pero podría extrapolarse a un caso real que nos ayuda a entender el profundo cambio al que estamos asistiendo en el turismo actual, donde la tecnología no solo guía nuestros pasos, sino que también mejora y facilita cada aspecto de la experiencia de nuestros viajes.
En la era digital, los turistas ya no dependen de mapas en papel o guías de viaje físicas. Ahora, desde la planificación hasta la ejecución del viaje, cada paso está respaldado por aplicaciones y plataformas en línea que permiten a los turistas comparar precios, leer opiniones y reservar vuelos y alojamientos en cuestión de minutos.
Además, los algoritmos de recomendación proporcionan sugerencias personalizadas basadas en las preferencias y comportamientos previos del usuario, haciendo que la planificación sea más eficiente y adaptada a sus gustos específicos. Los viajeros pueden descubrir atracciones locales y compartir sus experiencias en redes sociales, todo desde la palma de su mano y a golpe de click. Digamos que esta evolución ha sido entendida y aprovechada por la Comunitat Valenciana, que ha adaptado sus estrategias turísticas para atraer a un público cada vez más digitalizado y con mayor consciencia sobre la sostenibilidad y el impacto social de sus viajes. No podía ser menos, cuando estamos hablando de una región que es referente como destino vacacional, pero también en innovación tecnológica en la industria turística a través de las traveltech con ADN valenciano.
De hecho, no solo ha integrado estas tecnologías, sino que ha ido un paso más allá, apoyando el desarrollo de estas soluciones innovadoras que mejoran la experiencia turística. Empresas pioneras en Alicante, Castellón y Valencia están a la vanguardia, creando aplicaciones y plataformas que ofrecen desde rutas personalizadas, datos en tiempo real sobre flujo de personas y alojamientos inteligentes y sostenibles, hasta experiencias de realidad aumentada que te transportan a sitios históricos, museos...
Estas innovaciones no solo hacen el viaje más cómodo y enriquecedor, sino que generan empleo y nos colocan en el mapa global de la innovación turística. De ahí, que podamos decir que el talento tecnológico está en casa, que la Comunitat Valenciana se ha convertido en un semillero de profesionales que están revolucionando el turismo.
Tanto es así, que las soluciones tecnológicas desarrolladas aquí están siendo exportadas a otras regiones y países, demostrando que el ingenio y la creatividad valenciana no tienen fronteras.
En este contexto, se ha formado un ecosistema de innovación para la colaboración entre empresas, instituciones y centros de investigación. Un escenario en el que el Clúster de Empresas Innovadoras para el Turismo de la Comunitat Valenciana (ADESTIC) ha irrumpido con fuerza, facilitando el intercambio de conocimientos y la creación de sinergias que aceleran la adopción de tecnologías avanzadas en este nuevo escenario del turista 5.0.
Dicho esto, y volviendo a la travesía de Ulises como símil, la esencia de su viaje no cambiaría. Su búsqueda de retorno a Ítaca, las aventuras, aprendizajes y experiencias vividas seguirían siendo el núcleo de su odisea, pero la tecnología le facilitaría su recorrido y le resolvería las dificultades del viaje.
Y es que, la tecnología no quiere ni puede sustituir la experiencia humana de explorar y descubrir en primera persona lugares, cosas y personas en cada viaje o escapada, pero sí se ha convertido en un valioso aliado para mejorarla.
En este sentido, el turismo ha cambiado de chip, y los destinos y empresas valencianas han sabido leer este cambio con precisión. Así que, aterrizando en la época del año en la que estamos, podemos decir que el verano sigue siendo azul, pero con nuevas tonalidades de color verde y más inteligente.